No hay motivo para compadecerse

Se puede ver que no hay motivo para compadecerse de los ancianos.  Más bien, los jóvenes deberían envidiarlos.  En lugar de posibilidades en el futuro, tienen realidades en el pasado. Las potencialidades que han actualizado, los significados que han cumplido, los valores que han realizado  y nada ni nadie podrá eliminar estos activos del pasado.