El hombre sorprendido le responde – ¿Yo?, ¡Me gano el pan!
No satisfecho, se le acerca a otro que excavaba y le pregunta: ¿qué hace?
Más intrigado se acerca a uno atareado, le brillaba el sol en su espalda sudorosa y le dice: ¿usted, qué hace?, el hombre para, secándose el sudor, le responde sonriente
Construyamos nuestra catedral.